Este año, el tema del Día Mundial de la Libertad de Prensa es el derecho a la información como un bien común. Espero que un día la población salvadoreña exija y defienda este derecho.
Cada 3 de mayo se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa. En El Salvador dicha libertad siempre ha estado en riesgo por gobiernos y poderes fácticos, incluso después de la Guerra Civil. En estos últimos años es el gobierno de Nayib Bukele el que más ataques ha dirigido a la prensa, respaldándose en su alta popularidad con la población salvadoreña. La libertad de prensa es fundamental en una democracia, pero tal vez democracia no sea la palabra favorita de los Bukele.
En este Día Mundial de la Libertad de Prensa es urgente denunciar lo que está pasando en El Salvador. El primero de mayo tomó posesión la nueva Asamblea Legislativa, la mayoría del partido Nuevas Ideas. Partido fundado por el presidente, Nayib Bukele, aunque él no participó bajo esta bandera. La primera acción de esta nueva Asamblea, fue destituir a los magistrados de la Sala de lo Constitucional que representaban el último contrapeso al Gobierno. También destituyeron al Fiscal General de la República. Los nuevos magistrados y el nuevo fiscal fueron elegidos en esa misma sesión. El gobierno de Nayib Bukele tiene ahora el control de los tres poderes del Estado. Esto ya ha sido denunciado por organizaciones de la sociedad civil.
Es importante denunciar estas acciones porque claramente repercutirán en el derecho a la libertad de prensa, pero no de toda la prensa, sino de aquella que no es afín al Gobierno. Sobre todo, cuando los ataques a este tipo de prensa han aumentado y han sido la constante por parte de funcionarios y del mismo presidente, Nayib Bukele.
Como lo demuestra el informe: Situación de la Liberta de Expresión 2020, de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), en 2018 se reportaron 65 casos de agresiones a periodistas, en 2019, 77 y para 2020 se reportaron 125 casos, duplicando las del año 2018. Las agresiones tienen que ver con restricción al ejercicio periodístico, ataque digital, bloqueos al acceso de información pública, entre otras.
El informe señala que los principales agresores fueron funcionarios públicos, con el 27.2% de los casos, la Policía Nacional Civil (PNC), con 12.8% y el Gabinete de Salud Ampliado, con el 6.4% de casos.
Desde Revista La Brújula, medio del que formo parte, nos preocupa esta situación de doble manera. En primera por ser periodistas y en segunda por ser feministas. Ni periodistas, ni feministas le agradan a esta gestión. Nosotras somos ambas: periodistas feministas. Es necesario, por tanto, llamar a la solidaridad internacional, a las redes de periodistas feministas, para difundir la situación que nuestro país enfrenta.
Por otro lado, es importante reflexionar cómo el presidente y su maquinaria de comunicación ha logrado poner a mucha de la población en contra de la prensa crítica. En contra de su mismo derecho a la información. Queda, por tanto, un gran reto para el periodismo: recuperar la confianza de la ciudadanía. Sin duda esta tarea no depende solo de la prensa, hay que pensarla en colectivo, en alianza con otros sectores de la sociedad. Pero no olvidando la necesaria autocrítica que nos ayuda a ser mejores.
Este año, el tema del Día Mundial de la Libertad de Prensa es el derecho a la información como un bien común. Espero que un día la población salvadoreña exija y defienda este derecho. Esto sería fundamental contra la manipulación que sostiene a muchos gobiernos en América Latina. Por ahora nos queda resistir, no olvidando que el deber es con la ciudadanía, y que ningún gobierno corrupto se siente cómodo con la prensa que fiscaliza, cuestiona e investiga. ¡Sigamos haciendo periodismo ético, transparente y sobre todo feminista!